La peor muerte

Hay quien dicen que la peor muerte es siempre la primera a la que nos enfrentamos, por aquello de que nos alcanza sin experiencia, desprevenidos. Y tal vez sea cierto y la peor muerte no sea la propia muerte de uno, porque esa, nos pille como nos pille, desprevenidos o no, es la última de las muertes que tenemos que afrontar y no da lugar a sentir ese vacío trágico que nos deja la primera.

     Yo viví, no obstante, mi primera muerte con mucha entereza. Se conoce que vine al mundo preparado para aguantar lo que me echen, porque supe llevar con dignidad el dolor y la culpa de haber matado a mi hermano Justo, cuando contaba la edad de quince años y él no había llegado a la primera comunión. A mi hermano Justo lo maté por darme el placer. A mí nunca me ha gustado que se haga daño a los animaliños de Dios, y mi hermano Justo gustaba de ir por el mundo martirizando a cuanto bicho se le cruzaba. Por eso me di el capricho de matarlo. ¿Qué hubiera ocurrido si no lo hubiera hecho? Justo iba para criminal y no lo enderezaba nadie: ni mi padre; que a la mínima aplicaba la pedagogía del cinturón; ni mi madre, a la que tan bien se le daba enseñar con la vara. Justo había nacido para cumplir con esa manía de ir por el mundo practicando la crueldad con los animaliños de Dios, y a mí me dio ese aire de matarlo. Cada uno viene al mundo para lo suyo…

Entrada completa aquí

Un comentario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s