
Extinta ya la molienda
qué triste la volaera descansa
apeada del rodezno,
pues muda de pena
ya no canta al molinero
el agua al pasar por el río,
sus saberes calla
al orillar el molino,
y mira de soslayo a la solera
que prescindida también
de la cebada y el trigo
duerme en el olvido.
©Gallego Rey
Texto inspirado en la entrada
LAS PIEDRAS DE MOLINO
Y el libro Molinos de Agua de la Provincia de Toledo, el cual recomiendo y cuyo autor, así como el de la fotografía que he tomado prestada para ilustrar el poema, es Miguel Méndez-Cabeza.